Santiago Góngora Aya sintió el llamado al ministerio y, en particular, al acompañamiento pastoral para ayudar a su comunidad.
por Adriana Celis
En el corazón de Ibagué, la capital musical de Colombia, Santiago Góngora Aya ha emprendido un nuevo camino de crecimiento y preparación espiritual. A sus 36 años, casado con una hermosa mujer, como él mismo describe, y con un hijo pequeño, ha decidido responder a un llamado que ha sentido con fuerza: servir a Dios a tiempo completo en el ministerio pastoral.
Desde enero de 2025, Santiago cursa por primera vez el Curso de Acompañamiento Pastoral, guiado por el profesor Byron Pellecer. Su motivación es clara: el llamado de Dios a prepararse para servir con excelencia. Aunque su formación académica incluye un pregrado en Matemáticas y Estadística de la universidad del Tolima en Ibagué Colombia, así como una maestría en Investigación de Operaciones y Estadística de la Universidad Tecnológica de Pereira, reconoce que el crecimiento en el ámbito pastoral es igualmente fundamental.
Del conocimiento empírico a la formación académica
Santiago es miembro de la Comunidad Anabautista Paz y Reconciliación de la Conferencia Mosaico en Medellín, Colombia. Hasta ahora no había recibido una formación teológica formal. «El ha tenido el privilegio de liderar y guiar, pero entendí que la preparación es clave para ejercer un acompañamiento pastoral con mayor claridad y compasión», expresa.
Este curso ha significado para él una experiencia enriquecedora, retadora y llena de reflexión sobre el papel que desempeña en su comunidad. «Lo que más me ha gustado es cómo el profesor nos muestra de manera holística todos los aspectos del acompañamiento pastoral. No se trata sólo de guiarnos dentro de la iglesia, sino de entender cómo podemos impactar a nuestra comunidad, en los espacios donde vivimos, trabajamos o estudiamos», comparte con entusiasmo.
Más que un líder, un reflejo de Jesús
Para Santiago, este curso ha representado un cambio de perspectiva significativa.
«Me ha llevado a comprender que no solo debo ser líder en mi iglesia, sino en cualquier entorno donde me encuentre. Se trata de mostrar a Jesús no solo en el ‘qué’, sino también en el ‘cómo’», reflexiona.
Uno de los aprendizajes más valiosos que destaca es la importancia de complementar la enseñanza bíblica con conocimientos de las ciencias humanas, lo que permite un acompañamiento más integral y efectivo. «Aunque la Biblia es nuestra brújula, necesitamos prepararnos en otras áreas para saber cómo llegar al destino que Dios nos ha trazado», enfatiza.
Aplicando el aprendizaje en la vida real
Más allá del conocimiento teórico, Santiago ha tenido la oportunidad de aplicar lo aprendido en una experiencia profundamente significativa. «Dios me permitió acompañar a un amigo que estaba a punto de perder su matrimonio y su hogar. Junto con otras personas, estuvimos en oración y ofreciendo apoyo pastoral. Con la guía de Dios, su vida fue transformada y su familia restaurada», cuenta con emoción.
Para él, esta vivencia reafirma la necesidad de este tipo de formación. «El acompañamiento pastoral no es solo para quienes aspiran a ser pastores. Es una herramienta invaluable para cualquier creyente comprometido con el servicio a Dios», asegura.
Un llamado a todos los creyentes
Santiago concluye con una invitación para todos aquellos que, sin importar su rol dentro de la iglesia, deseen fortalecer su servicio a Dios. «Este curso debería ser tomado por todo aquel que ama a Dios y desea reflejar su amor en los demás. No solo nos ayuda a ser verdaderos discípulos de Jesús, sino que nos da las herramientas para mostrar su pastoreo en la vida de las personas», afirma con convicción.
Para él, este tipo de formación debería ser impartida no sólo a futuros pastores, sino a todos los líderes y miembros activos de la iglesia, pues ofrece una visión amplia y profunda sobre cómo extender el mensaje de Cristo más allá de las cuatro paredes del templo.
En un mundo donde el sufrimiento y la incertidumbre son parte de la realidad de muchas personas, el acompañamiento pastoral emerge como una respuesta llena de compasión y esperanza. Santiago Góngora lo ha entendido y ha decidido prepararse para ello, convencido de que servir con excelencia es una de las formas más puras de honrar el llamado de Dios.
