Javier Márquez comparte que el mes de diciembre es un tiempo de agradecimiento, un tiempo para reflexionar y dar gracias.
por Javier Márquez
Diciembre es un mes que nos invita a reflexionar sobre lo vivido, a agradecer por cada experiencia y reconocer las bendiciones recibidas. La gratitud no es solo una emoción, sino una práctica diaria que fortalece nuestra fe y nuestra relación con Dios.
Como nos recuerda 1 Tesalonicenses 5:18: «Dad gracias en todo». Este versículo nos desafía a cultivar una actitud agradecida, sin importar las circunstancias. Ser agradecidos significa reconocer que cada amanecer, cada persona en nuestra vida y cada pequeño logro son regalos de Dios.
La Gratitud como Forma de Adoración
En la Biblia, la gratitud es más que un simple “gracias”; es una forma de adoración. Jesús enseñó esta lección cuando sanó a diez leprosos y sólo uno regresó a agradecerle (Lucas 17:17). Esta historia nos invita a ser conscientes de los dones recibidos y a responder con un corazón agradecido.
La gratitud nos recuerda que Dios está presente en cada paso del camino, incluso en los momentos difíciles. Ser agradecidos en tiempos de prueba refleja nuestra confianza en que Dios puede transformar cada desafío en una oportunidad para crecer espiritualmente.
Gratitud en la Comunidad de Fe
Para las comunidades de fe, diciembre es una época especial para agradecer por el apoyo mutuo, la fraternidad y la solidaridad. En particular, para los migrantes que encuentran refugio en las iglesias menonitas, la gratitud cobra un sentido más profundo. A pesar de estar lejos de su tierra natal, muchos encuentran en su comunidad de fe un lugar donde se sienten valorados y acompañados.
La calidez, la hospitalidad y el sentido de unidad en estas comunidades reflejan el amor de Dios en acción. Las celebraciones de diciembre, como la Navidad, son momentos para agradecer no solo por las bendiciones materiales, sino también por la paz, el amor y la esperanza que ofrece Cristo.
Un Llamado a la Gratitud Continua
La invitación es clara: que diciembre no sea solo un mes de celebraciones, sino un recordatorio de que la gratitud debe ser una constante en nuestras vidas. Cada desafío superado, cada amistad formada y cada pequeño detalle son motivos para dar gracias.
Recordemos que Dios obra en nuestras vidas en cada momento, y un corazón agradecido nos permite ver Su mano en todo lo que hacemos. Que este diciembre nuestros corazones rebosen de gratitud y que podamos llevar esta actitud a cada día del nuevo año.
¡Que la gratitud nos inspire siempre!