por Adriana Celis
En esta segunda parte de la serie inteligencia artificial y la fe traemos un tema bastante amplio: ¿puede un robot ser un ayudador idóneo para el pastor? De esta pregunta tan básica pero tan profunda se desprenden otros cuestionamientos, como lo son: ¿existen los diáconos robots?, ¿qué es el transhumanismo?, ¿somos todos transhumanistas?, ¿cuál es la opinión teológica al respecto? y ¿cuál es la opinión tecnológica al respecto?
En una sociedad como la actual, donde la cultura de lo instantáneo reina, es evidente resaltar que algunos pastores muchas veces son apáticos y fríos otros por el contrario humildes e íntegros verdaderos siervos del Dios altísimo. Sin embargo ante esta realidad no se puede negar que ellos aún son seres humanos y no dan a vasto con las necesidades actuales de sus comunidades. La migración a gran escala que se vive a nivel mundial, en especial en los Estados Unidos, y otros problemas han llevado a una sobrecarga de trabajo a los pastores, haciendo que el manejo del tiempo, el estrés y la manera de preparar el sermón haya cambiado, es por ello que algunos han encontrado una ayuda, más allá de lo terrenal, y sí, esta ayuda no proviene muchas veces de la divinidad sino de la inteligencia artificial (IA).
Según la revista Relevant Magazine, son muchos los pastores que en Norte América ya están consultando la IA para sus sermones de domingo. Los diáconos modernos podrían ser los llamados chatbox como Chat GPT o el servicio de chatbox de Meta AI que–recientemente ha introducido en las plataformas de WhatsApp e Instagram– su IA. El equipo de MenoTicias de una manera proactiva, decidio hacerle una pregunta, a la IA de Meta como se muestra a continuación: “hola, ¿me puedes ayudar a escribir el sermón del domingo?”.
Somos testigos como la IA arroja muchas opciones; inclusive, la IA se puede despedir afectuosamente como se muestra a continuación:
Pero no todo con relación a la IA es una maravilla, ya que con ella vienen otras cuestiones ético-morales que pueden llegar a desplazar al ser humano y también generar conflictos, al buscar basar la fe en la soluciones que proporciona la IA y no la palabra de Dios.
Cabe recordar que dichas soluciones, valga la redundancia están basadas en datos que se le proporcionan a la IA, datos relacionados con la edad de los feligreses, su género, su orientación sexual, su nivel intelectual y por qué no decirlo sus creencias. Estos algoritmos llegaron a la iglesia, en forma de IA o Chatbox y han podido ser una fuente de ayuda a los pastores, no hay que negarlo. Pero, ¿hasta dónde pueden llegar a tener un alcance mayor? y ¿cuán confiables podrían llegar a ser?
Frente a estas dudas decidimos hacer una comparación con varias opiniones, la primera desde un enfoque teológico y la segunda, desde un enfoque innovador.
Perspectiva teológica
Hablamos con Fernando Pérez Ventura, quien es mexicano y vive en Morelos México, profesional en Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Magíster en Ciencias Bíblicas en la Comunidad Teológica de México y en Logoterapia en el instituto DAU de Perú en convenio con la Universidad de Viena, Austria.
Fernando, desde su experticia en el trabajo con instituciones teológicas como CITA, nos comenta sobre la IA que:
«Es una herramienta tecnológica y dependiendo de su uso, así será su apropiación en las sociedades humanas. Aquí entra el trabajo Bíblico-teológico de la ética. La fascinación por un descubrimiento o una herramienta tecnológica como esta puede reducir nuestra percepción humana, social, política, cultural y religiosa. Ninguna herramienta tecnológica, partido político o ideología existente, puede reducir la cultura del Reino de Dios entre nosotros y nosotras. Aquí creo que hemos dejado de lado nuestra reflexión teológica.
La IA no se quedará precisamente en la cuestión robótica, sino en el fenómeno llamado transhumanismo (mejorar al ser humano con la IA) que ha desatado un sinnúmero de discusiones filosóficas y teológicas en varias partes del mundo. En Latinoamérica, la iglesia cristiana todavía está en pañales y, sí, es preciso entrar al escenario de la discusión contextual de este fenómeno».
Perspectiva innovadora
También tuvimos la oportunidad de consultar este enfoque desde una óptica innovadora, para eso charlamos con Leidy Johanna Celis P, quien es Colombiana y abogada de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y cuenta con estudios de especialización en la Universidad Externado de Colombia en Propiedad Intelectual y en cursos especializados en Harvard Law School de la Universidad de Harvard en Patentes y Copyright. Ella nos comenta qué es el transhumanismo y cómo todos en algún momento lo hemos sido.
«Primero que todo es necesario resaltar que el transhumanismo es un movimiento intelectual y este “propugna la superación de las limitaciones actuales del ser humano, tanto en sus capacidades físicas como psíquicas, mediante el desarrollo de la ciencia y la aplicación de los avances tecnológicos[1]”. Es por ello que este movimiento tiene sus retos y beneficios, y entre ellos está mejorar la condición humana. Entonces podríamos pensar que cumplen con el mandato bíblico de cuidar del prójimo. Y es que todos en algún momento hemos sido transhumanistas ya que estamos haciendo uso de elementos tecnológicos que nos ayudan a mejorar la vida. Por otro lado, el ser humano nació con la intensión de ser eterno pero este plan se vio frustrado cuando el pecado entro en la vida del ser humano. Por tal razón, no nos extraña que tal movimiento busque la inmortalidad y el mejoramiento del ser humano en la tierra mediante el uso de dispositivos tecnológicos.
Como explica Johanna Celis, en algún momento de la vida, el transhumanismo ha hecho parte de la cotidianidad, ya que “hoy en día, es un hecho incorporar dispositivos tecnológicos al cuerpo humano como implantes cerebrales, prótesis biónicas, microchips para realizar las compras, lentes de contacto para mejorar la visión diurna y nocturna, así como también modificar e implantar recuerdos para tratar enfermedades” [2].
Entonces, para concluir tal vez, existen muchos transhumanistas en nuestras comunidades de fe que, sin dárselos cuenta, han habitado entre nosotros.
[1] Celis Pinzón, L.J. (2024). Excepciones de patentabilidad: enfoque desde el caso de la tecnología CRISPR-Cas9. ¿Constituye una vulneración al orden público, la moral y las buenas costumbres? Revista La Propiedad Inmaterial. 37 (mar. 2024), 65–101. DOI: https://doi.org/10.18601/16571959.n37.03.
[2] Ibiden